Aniel Arruebarenna, miembro del equipo del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, se prepara para recolectar mediciones de flujo. Joshua Brown / Universidad de Vermont, CC BY-ND
Durante la mayor parte de los últimos 60 años, Estados Unidos y Cuba han tenido vínculos diplomáticos muy limitados. El presiden te Barack Obama comenzó el proceso de normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero la administración Trump revirtió esta política, reduciendo drásticamente las interacciones entre los dos países.
La cooperación científica es un punto brillante en esta difícil historia. Desde el siglo XIX, instituciones estadounidenses como el Smithsonian y la Academia Nacional de Ciencias han trabajado con contrapartes cubanas para comprender temas como la transmisión de enfermedades transmisibles por vectores. Aunque la fricción política a menudo ha hecho que tales asociaciones sean un desafío, muchos científicos de ambos lados creen que sus países pueden ganar al enfrentar juntos los desafíos ambientales y de salud.
Somos geocientíficos que estudian cómo cambian los paisajes a través de procesos como la erosión. Durante los últimos dos años y medio, nosotros y nuestro equipo de científicos estadounidenses hemos trabajado con geocientíficos cubanos para comprender los efectos ambientales y de calidad del agua de las políticas agrícolas progresivas en Cuba.
En un estudio publicado recientemente, mostramos que los ríos cubanos son más limpios que el poderoso Mississippi. ¿Por qué? Porque los agricultores cubanos practican la agricultura orgánica y la agricultura de conservación para reducir la erosión del suelo y la pérdida de nutrientes. En resumen, Cuba está haciendo un mejor trabajo que Estados Unidos para evitar que la agricultura dañe sus ríos, y sus resultados ofrecen lecciones útiles.
(https://youtu.be/8MsnXTMC1-E)
El sistema de agricultura orgánica de Cuba ha llamado la atención de muchas otras partes del mundo.
Un caso de prueba en agricultura sostenible
Los ríos cubanos corren desde las montañas hasta el océano a través de pastos llenos de vacas, campos de caña de azúcar y arrozales, bosques, humedales y manglares. En el camino, el agua subterránea se filtra en los canales de los ríos desde abajo. Cuando se producen fuertes tormentas eléctricas, el agua se derrama de la tierra.
Estos flujos transportan tierra y material disuelto a las corrientes, que llevan esta carga a la costa. Las costas de Cuba tienen abundantes matorrales de manglares, lechos de pastos marinos submarinos y algunos de los arrecifes de coral mejor conservados del Caribe.
Nos interesamos en asociarnos con científicos cubanos debido al experimento de su país en la agricultura orgánica que data de finales de los años ochenta. Cuando la Unión Soviética, el antiguo socio comercial de Cuba, se separó, los agricultores cubanos perdieron el acceso a fertilizantes, pesticidas y equipo pesado, y tuvieron que adoptar un enfoque más ecológico. ¿Podría su experiencia proporcionar un plan para enfoques más sostenibles para alimentar al mundo?
Utilizamos la red ResearchGate para encontrar colaboradores cubanos. Con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU y el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, la investigación que estamos haciendo en Cuba se basa en mediciones que hemos realizado en todo el mundo.
Los científicos cubanos Aniel Arruebarenna y Víctor Pérez filtran los sedimentos del agua del río en el oeste de Cuba para que los elementos disueltos en el agua puedan analizarse con precisión. Paul Bierman, CC BY-ND
Menos escorrentía de fertilizantes en Cuba
Para este estudio analizamos muestras de agua de cada uno de los 25 ríos en el centro de Cuba, buscando elementos de la tabla periódica y bacterias. Nuestros primeros resultados muestran que las prácticas agrícolas sostenibles de Cuba minimizan el impacto de la agricultura en la calidad del agua del río al reducir la cantidad de fertilizante nitrogenado que se lava de los campos a las aguas locales.
Los agricultores cubanos usan aproximadamente la mitad de fertilizante por cada acre de tierra agrícola que sus contrapartes estadounidenses (3 frente a 6 toneladas por kilómetro cuadrado por año en 2016). Como resultado, los ríos en el centro de Cuba contienen concentraciones mucho más bajas de nitrógeno disuelto que el río Mississippi, que drena más de 1 millón de millas cuadradas del corazón agrícola de Estados Unidos. En promedio, los ríos cubanos que analizamos contenían 0,76 miligramos de nitrógeno por litro de agua, en comparación con 1,3 miligramos por litro en el río Mississippi entre 2012 – 2019.
Los rendimientos de los cultivos estadounidenses por acre son más altos que los de Cuba, gracias en parte al uso de fertilizantes, pero la compensación es marcada. Los nutrientes que se vierten de los campos agrícolas de los EE. UU y fluyen por el río Mississippi crean la zona muerta del Golfo de México, un área del océano donde los niveles de oxígeno son tan bajos que casi no sobrevive la vida marina. La zona muerta se forma cada verano, alimentada por la lluvia de primavera, y ha cubierto un promedio de 6,000 millas cuadradas en los últimos años.
Organopónico El Alba, un huerto urbano orgánico en Cienfuegos, Cuba. Paul Bierman, CC BY-ND
Los ríos de Cuba contienen otros contaminantes. Encontramos altos niveles de bacterias y sedimentos en la mayoría de los ríos que muestreamos. El análisis de ADN sugiere que al menos algunas de estas bacterias provenían del intestino de las vacas. Vimos muchas vacas durante nuestro trabajo de campo en el centro de Cuba, y esos animales tenían libre acceso a los arroyos locales. Las soluciones simples, como cercar las riberas de los ríos, podrían reducir en gran medida los niveles de bacterias en las aguas superficiales.
También encontramos niveles naturalmente altos de calcio, sodio y magnesio en el agua del río cubano. Estos materiales provienen de rocas que el agua de lluvia disuelve naturalmente. Ninguno de ellos es peligroso para los humanos, aunque pueden dejar escamas en las teteras y alterar el sabor del agua.
Los acantilados de piedra caliza en el valle de Viñales, en el oeste de Cuba, se disuelven en abundante lluvia cálida y agregan calcio al agua del río. Paul Bierman, Universidad de Vermont
Permitir una mayor cooperación científica.
Si bien hemos realizado trabajos de campo en la capa de hielo de Groenlandia y en arrozales del suroeste de China, este trabajo en Cuba ha sido una experiencia valiosa para nosotros, tanto profesional como personalmente. Descubrimos que la cultura cubana es cálida y acogedora, incluso para los estadounidenses cuyos líderes en su mayor parte han rechazado al pueblo cubano durante décadas.
Compartir y trabajar en equipo son partes clave de la cultura cubana. Cuando trajimos bocadillos estadounidenses durante nuestra primera visita a Cuba, nuestros colaboradores insistieron en que estos obsequios deben compartirse con todo el personal del laboratorio. En el sol tropical de enero, científicos, técnicos, secretarios y directores se reunieron afuera para comer dulces de arce de Vermont y mermelada de arándanos.
Vemos este proyecto como diplomacia científica en acción. Pero nuestros socios cubanos no pueden visitarnos hasta que Estados Unidos acepte otorgar visas a los científicos cubanos. La administración Trump está yendo en la dirección opuesta: ha suspendido los vuelos chárter comerciales y públicos a Cuba desde los EE. UU e impuso sanciones diseñadas para negar el acceso de Cuba a divisas.
A medida que la pandemia COVID-19 se extiende por todo el mundo, la cooperación científica es más importante que nunca. Para nosotros, no tiene sentido aumentar las sanciones contra un país que tiene más médicos per cápita que cualquier otro país en la Tierra y ha respondido con más éxito que muchas naciones al COVID-19. Creemos que la ciencia en los EE. UU se beneficiaría de reabrir la comunicación con Cuba y compartir el conocimiento que podría ayudar a sanar a la comunidad global.
Por: Paul Bierman, Universidad de Vermont, Amanda H. Schmidt, Oberlin College and Conservatory
Tomado de: The Conversation
Publicado: 10 de junio de 2020 8.14am EDT
Versión original en inglés aquí: